Bautismo de fieras
Octavio Valerio hizo carrera en la vida marcial. A pesar de la dureza de la legión, había conseguido fluir entre la disciplina militar como perfecto soldado. El relevo lo había retirado para siempre. Como recompensa, había recibido un trozo de tierra, medio estadio, en la cercana Arecio. Con dos esclavos y su esposa, intentó sacar alguna cosecha que los ayudara a prosperar. En principio, todo fue bien. Consiguió llenar las despensas y mantener la villa durante dos años. Al tercero, la sequía castigó sus cultivos con dureza. Pudo sacar una quinta parte de la cosecha. Gervinia, una noche después del refrigerio, le confesó que no sería suficiente. Debían conseguir recursos por otros medios.
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